miércoles, 8 de abril de 2015

Sobrepeso y artrosis de rodilla

La osteoartrosis es la patología articular más frecuente en los países occidentales. Se calcula que, después de los sesenta años, afecta a más de la mitad de los sujetos, con independencia de su sexo. Es verdad que los factores genéticos juegan un rol importante en el desarrollo de esta condición, pero parece fuera de duda que el peso corporal es la condición clave. Este dato es fruto de observaciones científicas sobre grandes coortes de población: una reducción de 10 kg de peso lleva a la mitad el riesgo de padecer ostaoartrosis de rodilla. Los factores que predisponen a las lesiones claves de la artrosis articular son esencialmente dos: una reducida capacidad de la articulación para absorber el peso (enfermedades que alteran la integridad del cartílago, del hueso subcondral, de la capsula sinovial, de la musculatura de la rodilla) o un exceso de fuerzas sobre una estructura articular normal. Este último caso es el más frecuente, de hecho, la mayoría de la veces , la rodilla es perfectamente sana, pero actúan sobre ella fuerzas de compresión y fricción excesivas. Cada vez que añadimos 5 kg de peso, la rodilla soporta en cada paso una presión de entre 15 y 30 kg. Con este ejemplo cada uno puede fácilmente extrapolar datos en relación al propio peso corporal. Otros estudios nos confirman que la obesidad aumenta la incidencia de artrosis de rodilla de 4 veces en las mujeres y 5 veces en el hombre. Un estudio publicado en la revista Arthritis & Rheumatology en 2005, donde se analizaba el efecto de dieta y ejercicio sobre 142 pacientes obesos con artrosis de rodilla, concluyó que la reducción de peso de sólo 500 g. reducía de 4 veces la carga sobre la rodilla. La magnitud de la importancia de estos datos que relacionan peso y estrés articular se entiende aun más si pensamos en los miles de pasos que damos cada día.
La buena noticia es que, contrariamente a lo que se cree habitualmente, la oasteoartrosis no es un proceso necesariamente destinado a progresar. Puede pararse y parcialmente revertirse gracias a los modernos conocimientos médicos.
En nuestra clínica trabajamos esta condición con tres abordajes distintos, que actúan sinérgicamente.
Intervencionismo y medicina regenerativa: gracias a la obtención de plasma autólogo rico en plaquetas, estimulamos las células mesenquimales presentes en la misma articulación del paciente, para que procedan a la síntesis de nuevas células que se han perdido en el proceso degenerativo.
Nutrición: la reducción del peso en exceso es clave para minimizar el riesgo de producir nuevas lesiones articulares; con un peso más bajo se puede estabilizar el dolor y la función de la rodilla. Un correcta suplementación con vitaminas claves en el metabolismo óseo favorecerá la correcta evolución de las lesiones.
Terapia manual: gracias a ejercicios específicamente diseñados y que se pueden realizar cómodamente en casa, podemos devolver fuerza al complejo muscular de la rodilla, además se ha demostrado que una función normal del cuadriceps favorece la restitución funcional articular.