domingo, 13 de diciembre de 2009

Fibromialgia



Montse es una joven madre de familia de 36 años, tiene tres hijos. Trabaja como auxiliar de un supermercado. Su marido ha estado recientemente en el paro, pero ahora ejerce como jardinero para una empresa de turismo.
Montse empezó hace dos años con dolor cervical y cefalea, dificultad para descansar por la noche. El dolor de espalda se fue haciendo mas importante con los meses, obligándole a coger varias bajas. Los antiinflamatorios y los analgésicos prescritos por su médicos de cabecera no tenían afectos notables, ni los tranquilizantes mejoraban el sueño. Montse notaba como por la mañana sus manos parecían hinchadas, tenía la sensación de no haber descansado y sus dolor aperecía mas generalizado, un dolor por todo el cuerpo.
Ahora sigue trabajando, aunque no puede cuidar de sus hijos como le gustaría, su relación de pareja se ha deteriorado debido a su malestar crónico. Nadie ha sabido resolver su dolor ni darle explicaciones sobre el origen de su sufrimiento.

Fibromialgia
El caso  de Montse es muy común. Su problema se llama fibromialgia. Esta condición se calcula que puede llegar a interesar hasta al 5% de la población, sin distinción de raza ni nivel socio-económico. Diez veces mas frecuente en la mujer con respeto al hombre.
Llegar al diagnóstico de fibromialgia es de lo mas controvertido en medicina; la Sociedad Americana de Reumatología ha elaborado unos criterios que permiten hacer un poco de orden, lejos de reunir el consenso de toda la comunidad científica.
En lineas generales la enfermedad se caracteriza por:
dolor osteo-muscular generalizado
tensión muscular y tendinosa ("tender points")
bajo umbral del dolor
rigidez matinal
cefalea
cansancio crónico
fatiga
trastornos del sueño
depresión
ansiedad
colon irritable
cistitis intersticial
parestesias

Tampoco existen pruebas que expliquen el origen de este trastorno. Las teorias actuales se mueven entre posibles alteraciones hormonales, enfermedades imunológicas,  anomalías de las células musculares y la posibilidad que sea un trastorno neurológico basado en la incapacidad de tener sueño profundo y reparador.

Este cuadro clínico se puede apreciar también, con algunas diferencias, en personas que padecen dolor crónico de larga duración, independientemente de su causa.
Por ejemplo, una persona que ha sido operada de columna y que sigue con su dolor de espalda durante muchos años. Al final desarrollará muchos rasgos comunes con el paciente fibromiálgico: insomnio, depresión, ansiedad, fatiga, cefalea, contracturas musculares difusas y puntos gatillo.

TRATAMIENTO
Desafortunadamente es una de las condiciones dolorosas mas frustrantes para el paciente y para su médico. Al no existir una causa clara tampoco existe una diana terapéutica. Las medidas que se adoptan para aliviar el sufrimiento son de dos tipos.
Por un lado se busca mejorar el sueño y elevar el humor por medio de antidepresivos y ansiolíticos. Especialmente en EE.UU se emplean con cierto entusiasmo la duloxetina y la pregabalina en asociación (están disponibles en España como Cymbalta y Lyrica). Pero también se han cosechado buenos resultados con otros antidepresivos como la amitriptilina, la venlafaxina y las benzodiacepinas, otra clase de medicamento,  para mejorar el sueño, la ansiedad y facilitar la relajación muscular.
El otro frente de tratamiento se basa en los beneficios aportados por el ejercicio físico aeróbico y la terapia cognitiva, cuyos efctos están documentados por una exhaustiva evidencia científica.
En algunos centros se organizan cursos multidisciplinares de la duración de algunas semanas durante las cuales se potencian las habilidades físicas y se trabaja el aspecto emocional reforzando la asertividad y entrenando el automanejo del dolor.